“En la posguerra comíamos gatos y estamos a punto de empezar a volver a hacerlo” digo, como título

“En la posguerra comíamos gatos y estamos a punto de empezar a volver a hacerlo” digo, como título

domingo, 25 de enero de 2015

Decir marisma, mordisco, murciélago y esconderse,
los corderos se encienden los ojos negros, ojos en las noches frías, 
no entra la lluvia en esta casa,
no entra la lluvia en estos huesos jóvenes,
no hay testigos de la matanza.
Las niñas de rodillas sucias lloran en brazos de sus madres,
no existen medicinas para estas fiebres.
Decir marisma, mordisco, murciélago y esconderse.

lunes, 5 de enero de 2015

Ha pasado un año y ahora puedo.


2, enero. Especie es espacio. Hacia el Espacio mediante la inquietud. Mirada-ciervo.
3, enero. Hormigas ejército, de madrugada. Plantas que hacen uso del desplazamiento ajeno para subsistir como especie tras ser devoradas. Animales huésped. La locomoción de la planta en su depredador.
4, enero: Raíz aérea. Hiedra parásito, árbol huésped. Plantas sobre plantas, canibalismo vegetal. La raíz aérea carece de sustrato, la raíz aérea carece de raíz, de raíz táctil, sólo dispone del vuelo. Sólo. Raíz que no hace pie, que crece hacia. Raíz antigravitatoria.
En la raíz aérea hay trampas para murciélagos.
convivencia: mutualismo/ comensalismo/ parasitismo.
beneficio trófico.

5, enero. Dentro de los globos cedemos el aliento. Hay globos de respiración humana y globos de helio. Dentro te escondes tú.  
5, enero a 6, enero, intoxicación estomacal. El entusiasmo es un instante, de mucho explota y cuando se sostiene en el tiempo se desinfla. Los globos no entienden de hibernación. Globos con aliento a castaña, estacionales.
Colgamos un globo hinchado hasta su límite, alrededor el resto, de aire suficiente. Al día siguiente el globo se ha desinflado, el resto permanece con su suficiente aire.
6, enero. Se han sembrado amplios jardines, se han sembrado y se han regado después. Se ha regado con alcohol, alcohol de farmacia, de quemar, de bodega: toda el agua se ha sustituido por el alcohol y ahora las plantas se mueven, vuelan como murciélagos y mugen.  (En el cráneo de las plantas voladoras crecen tiovivos y norias de colores contrapuestos.)
7, enero. Aceptar lo tierno en lo salvaje, saberse proteger de las uñas del koala, pensar en devorar a los canguros, rechazar los conejos mientras subsiste el hambre, tomar una cerveza.
Lo cierto es que las verdades cristalizan en los ojos y explotan: afilados fragmentos sobre la córnea, lo  cierto es que las verdades explotan y la sangre mana, mana y mancha los puentes y las barras y las cervezas, también la matriz de los canguros están llenas de sangre.
8, enero. Especie es espacio, espacio eres tú. El espacio nos separa, el entorno nos moldea y el espacio nos separa. Yo puedo alojar un ser vivo y tú, tú sabes alojarte a ti. No hay posibilidad de desarrollar esta especie en terreno seco, el terreno húmedo te pertenece. Sólo nos queda ahogarnos, juntos, o la escisión.
9, enero. El pene del gato tiene púas, el gato triste es azul. El azul es extenso en la naturaleza pero no es táctil. La tristeza del minino peca de protagonista, quiere decir mírame, quiere ronroneo, quiere poseer y luego.
Mediante el azul, Klein hizo a Venus cuerpo de hoy .
Es imprescindible que el apellido acabe en “us”.
10, enero. Escindir conlleva decidir, planear el asesinato, deshacerse para construir desde el inicio. Nunca se puede construir desde el inicio, sí desactivar pretéritos: desistir unos pigmentos, atribuir unas formas, sintetizar. Hay muelas del juicio y animales de respiración seca que eligen hundirse, el terreno húmedo no les pertenece: el terreno húmedo sí, les pertenece.
Llegar a lo complejo mediante la ligereza, llegar a la transparencia conociendo la opacidad. No hay opacidad sin transparencia, no hay velocidad sin letanía. En la quietud existe mayor velocidad que en la velocidad. En la quietud existe mayor velocidad que en la velocidad porque se anticipa la velocidad, la quietud es la primera velocidad, el primer estadio de velocidad. La velocidad es el primer estadio de la parálisis.

En la velocidad no hay velocidad y sí hay permanencia, el cambio está latente en las imágenes fotográficas, el óxido abruma la forma, nada se retiene. Un Todo retenido. Los pigmentos llevan nombres-raíz, llevan nombres-origen, llevan nombres-tributo, nombres tan bellos como el color, más bellos que el color, más duraderos. En la raíz hay muelas del juicio, hay trampas para murciélagos y muelas del juicio. Los dentistas se conciben bajo el dominio de lo azul, los alimentan de azul, sus mascotas son demasiado grandes y los arrastran. Sus mascotas azules y su digestión azul y su concepción mineral, por eso las muelas, por eso su búsqueda de sangre y la anestesia.
Helio para sobrevolar parásitos.
Helicoidal.

12, enero. La sospecha apostilla. La sospecha y los quirópteros. El rumor helicoidal. Hipo.
13, enero.
Mirar hacia fuera, el orden natural, el desorden natural, el panel de abejas, los ojos de las moscas y lo imposible de crear repetición, orden, módulo, lo imposible de terminar. A veces las termitas y la carcoma. La suciedad geométrica de la telaraña y mis constantes del revés, mi piel por dentro, las venas enredándose con el bello, mi piel por dentro y el hueso fuera, y el hueso fuera cerrándome y el hueso fuera-armadura bella, blanca, translúcida, armadura bella, blanca traslúcida, dura, bella, blanca, traslúcida, fragilidad.
Hemos abierto la puerta de la alacena. Los cristales sostenidos por la madera son ahumados.
Hemos abierto la puerta de la alacena.
Toda la porcelana estaba rota. Ordenadamente rota, en la repisa superior los fragmentos más grandes, con un orden babilónico desciende el tamaño de las rupturas, de los restos.
La situación.
Las moscas.
14, enero. La mejor forma de evitar echar raíces es amputarse los pies.
La boca se me pudre porque existo. Porque existo, enfermo. Los gatos ignoran su reflejo porque no huele. La diferencia en el olor. Los gatos ignoran su reflejos porque no sabe. La diferencia en el sabor. En el reflejo parece estar todo y en cambio nada hay que pertenezca, acaso la suciedad le imprime un carácter, pero sigue siendo independiente de la imagen espejada.
15, enero. Cuántos pájaros habrán muerto víctimas de un dolor de muelas empeorado de sus agudos cantos y algarabías, dolor de muelas latentes de otra era que, inexistentes, crean latigazos en sus nervios cuando llueve. Dientes-museo, dientes-museo de admiración africana. Louvre.
16, enero. Calles viejas en barrios pobres, llenas de huecos y derrumbes como la boca de sus viejos, encías llenas de surcos, calles sin asfaltar, muelas podridas, calles vacías. Calles viejas y vacías de barrios pobres. Los dientes. Los huecos de los coches que no tienen. Las bocas.
Barrios ricos siempre sin manos rotas, con dientes de porcelana, dientes brillantes, repuestos de dientes, conservas de bocas, dientes y despensas llenas y dentaduras en números pares, de usar y tirar. Y sus despensas llenas. Llenas de bocas, de dientes, de recursos, de aprendizajes, de diferencia. Despensa llenas de bocas llenas con recursos para dotar de dientes a un país entero, y a todos los hijos de los padres y los abuelos de ese país.  
17 enero. La ontología del individuo es una arquitectura errónea que debe permanecer en vertical.
19, enero. Jugar. Juega. Aquí todo puede pasar: también lo bueno. Sí, se que esto no te convence en absoluto, que no tienes experiencia empírica de ello, pero los viejos saben que sucede. Y los viejos son como los niños que vuelven a las cosas, que vuelven a ser parte de su cuerpo, del poco cuerpo que les queda. Hacer esquejes, obtener brotes, incluso dedicarse a la crueldad de detener el crecimiento de un árbol cuidando bonsáis, todo ello se ha de hacer ahora. Juega a jugar. Juega. Júbilo-continuidad, no júbilo hacia la tumba.  
Júbilo con todos los dientes, de madrugada.
Júbilo depredador, júbilo-parásito, júbilo hasta su límite.
Jugar le ensucia a uno, le desplaza con el resto del juego y las heridas brillan con el orgullo culpable de quien se deja llevar por un impulso.

Teníamos sopa de marisco, marisco congelado. Durante la comida, han aparecido un montón de calvos en mi sopa, querían luchar por la demanda de su diferencia, que los gorros de lana y la crema solar fueran financiados por la seguridad social, ponían especial énfasis en un ungüento antirreflejos que les permitiese mantener su identidad sin reflejar el mundo en su cabeza desnuda. Como el hipo, los he encomendado a mi padre, físicamente identificado con los cabreados militantes y, uno a uno, los he ido echando en su plato, junto a las gambas que no me gustan, por la textura al morder.

20, enero.
La situación.
Las moscas.
Un verano con un recuerdo de playa y venta ambulante. Con esos ojos, recuerdo de agua, de vendedor ambulante, con esos ojos tan amarillos, tan irritados de arena y distancias, tan lejos, tan de ningún sitio: viene y te ofrecen pares y pares de gafas para ocultar tus ojos, ojos de occidente, de córnea sana, de avidez de diente de leche, de apetito.
Gafas. Muchas gafas, gafas baratas, gafas de moda. ¡Compre! Pares y partes para ocultar tus ojos insolentes, ojos indolentes, te vende gafas: sin apartar ese amarillo orín, esa vejiga enferma que mostraba su límite, esa.mirada, con el lagrimal obstruido y acusatorio, como costra, herida vieja sin un por qué, sin accidente.
Con accidente de nacer, desde el principio y siempre herida vieja, vejiga hinchada.
De respiración húmeda, los nombres-tributo de pies descalzos que desconozco.
21, enero.
Martes que amanecen en lunes, tragando petróleo translúcido al respirar, aunque no exista.
Sí, existe, puedo imaginarlo. Pese a las apariencias, es insípido.
Cuando la propia entidad es el principal agente tóxico del ahogamiento.
Cuentan que los gatos sobreviven por el agua de la lluvia. Cuentan que los gatos mueren por el agua, huyen del agua, se ahogan en el agua. Quienes cuentan esos cuentos nunca han abierto un grifo.
El instinto de los gatos prevé lo inesperado, su curiosidad lo busca.
El gato no piensa en el resultado del salto, sólo salta.
Asisto a la evidencia del vuelo. Puedo volar, ahora estoy haciéndolo.
No hace falta pruebas: estoy volando ¿Quieres?

22, enero.
Las tizas se gastan con el  uso o se rompen y se expanden. Son periodos breves de sustancia, son acto y potencia o no son nada, quizá.
La materia de las tizas, de todas ellas, con suerte permanece como medio de revelar un mensaje, permanecer un tiempo, tiempo copiativo, delinea un trazo que forma palabras o señales y al tiempo genera un residuo- lo escrito y lo que no, sobre la tarima- siempre un residuo, residuo-suciedad tan inmediato como el mensaje, otro mensaje este, ignorado salvo para erradicarlo (limpiar). Los residuos refieren a una materia, a una vergüenza de materia, pero informan, también.
Docentes que aprietan tanto que restan más que suman código en las pizarras: presionan porque aman, amar siempre ensucia más.
23, enero.
Siéntete sucio pero baila.
Siéntete libre: tú eliges el reflejo. Asisto a la evidencia del vuelo, ahora vuelas tú.
Tienes el deber de apropiarte del mundo. Tienes el deber vitalicio- de esa impuesta supervivencia que es tendencia natural pese a tu empeño- de apropiarte del mundo: sea como fuere, has de dejarte un resto en la retina, impalpable, pero absoluto.
Impalpable pero que fue: es necesario, para apropiarte del mundo, que extingas la dignidad de tu reflejo:¡vamos! Es puro artificio.
Puedes empezar en un espejo, en casa, en una ventana que refleje- aprovechando que fuera hace frío y has bajado la persiana completamente (ni huecos de luz eléctrica de los comercios de fuera pueden colarse, ni gritos de luz o herida)-. No importa la calidad del reflejo, sí que te reconozcas, sí el movimiento acompañado de una música cabaretera, de humor, de bastón, de tin tin tararán tin tin tararán que, en tu imaginario, irá acompañada por tus piernas- largas y apresadas por medias de rejilla, seas hombre o mujer, con o sin pelos escapando de la trampa lencera- y chistera.
Habrás entonces de efectuar, dejarte efectuar, el baile automático que este atuendo y la melodía murmurada implican, pasos adelante, pasos atrás, ese encogimiento coqueto: habrás ganado un poco de mundo, un poco de ese mundo. Esta es tu tarea, inexpugnable.
Cuando te sientas preparado, o cuando no sientas, debes trasladar al espacio público esta acción: cada lugar que habites de esta manera permanecerá marcado por ti y para ti y quizá para algún observador:
Conforme interpretes un número apropiativo de lugares, tu posesión funambulista aumentará y podrás vivir más amplio y propio. Las circunstancias y tú.
No hay vergüenza de materia, sólo niveles de atrevimiento.
Las plantas lo cubren todo, se expanden, se duplican, conocen su existencia, o no, pero se propagan.

24, enero.
También están las inseguridades geográficas, penínsulas que quisieron ser islas y sufrieron un arrepentimiento, ríos que dudan de su caudal.
No todos los islotes saben sostener su independencia, se agrupan, quieren formar parte de un inventario, celebrarse en un grupo afín, reunirse en archipiélagos.
Qué densa efervescencia forma la isla, que cálido accidente, qué muda actividad esconde.
Los gatos ávidos, infieles, los gatos aviadores de las islas, los devoradores gatos de las islas. Desagradecidos huéspedes, definitivos asesinos. Especies del espacio, sus púas, gatos acuáticos, gatos de mar, acantilados gatos-murciélago, gatos que miran. Plantas ariscas.
Depredadores.
Depravados.
19, febrero.
Luego está la propagación de lo estéril. Y cómo abandonarla.
La esterilidad es un síntoma de avería. La trampa, el error, la pieza inexacta se muestra invisible. Se sabe pero se esconde: sólo puede ser vista por los gatos y los niños miedosos, claro que estos últimos ven indicios en cualquier sitio, evitan el agua de la piscina y dan nombre al monstruo que se esconde y trocea extremidades en su fondo, disimulado en trampantojo con la depuradora. Depuradora. Depurar,
Quizá es eso, lo pulcro tiene el efecto de la infertilidad.

Yo nunca sé.
El abismo se abre cuando la curiosidad de saber se aleja, la de saber o la de inventar, que es la misma cosa.
No sé, no es malo no saber, es bello. No sé, nadie sabe. O sí, no sé.
Nadie sabe, sólo que hay quien inventa e inventa muy bien: incluso hace inventario de sus recursos, pero son como un arnés, un arnés muy tupido lleno de brazos de madre, una mentira que puede sostenerse para siempre. O no, a veces lo de fuera llega a ese refugio y lo llena de termitas hambrientas. Los insectos obligan a la Realidad,
El resto lo es todo. La situación.
Las moscas.

2, marzo.

La primera estancia que hay que habitar es la identidad.
Carecer de cuerpo propio donde guardarse, donde volver, es carecer de esqueleto, se sobreviene la ruptura con rapidez.
Es difícil soldarse, darse estructura, con todo el contenido encima, derramado.
La primera estancia a determinar debe ser la identidad que habita el cuerpo.
Al carecer de identidad los cuerpos pueden volverse un estado volátil de la estancia, dependientes del afuera para constituirse, estériles e impropios.
La primera propiedad que hay que poseer es la vida. La vida sucede en el cuerpo.
La primera propiedad que hay que poseer, necesariamente, es el cuerpo.
Poseer el cuerpo es organizar su libertad, cubrir su hambre, llevarlo a la plenitud media.
Poseer también es contagiar, el cuerpo se contagia de la identidad, y es contagioso cuando carece de identidad de quien contagiarse, buscando permanecer en lo expuesto.

Imponer una elección no es una opción, es sobrevivir.
La supervivencia pasa necesariamente por la lucha.
En la lucha hay tamaños, velocidades y medidas de transparencia.
3, marzo.
Cada lucha es importante, aunque el tamaño sea la mosca y el medio, la pintura.