“En la posguerra comíamos gatos y estamos a punto de empezar a volver a hacerlo” digo, como título

“En la posguerra comíamos gatos y estamos a punto de empezar a volver a hacerlo” digo, como título

sábado, 5 de diciembre de 2015







hugoIA


Hay distintas maneras de mirar, de hablar, de organizar la espera y el sonido.
En un call center se trabaja con esta materia, la espera, el oído, los ojos: mirar, hablar, callar.
Hay distintas posturas de espera, ¡hay tantas posturas de escucha!
Silencios inmóviles.
Silencios tan plagados de movimiento como una cama llena de chinches.

Seis horas fijos, seis horas siendo oído, ojo, percusión sin música de teclado- seis horas-, extensión de aburrimiento.
Distintas personas cercan distintos sucesos, se unen voces en distancia en el espacio físico de un cubículo que no cumple la normativa laboral.

Está Hugo.
Hugo está en el call, que suena tan parecido a cole que es colegio al fin y al cubo.
Los gestos de espera de Hugo juegan, él siendo él mismo, juega.
La frustración pasa por la resignación y la costumbre,
Tiene el cuerpo y la vida hecha a ello. Llena los carrillos de aire y a veces se le puede ver un puchero –llega a él el niño aburrido, hambriento de colores que silencia cada mañana-.
Cuando atiende y habla y escucha y es sonido- con las manos apresando el viento y los ojos abiertos,  su velocidad de ahogo- lee- atropellando comas, sílabas y aliento-, leyes de protección de datos.

…para ejercer sus derechos de acceso, reclamación, cancelación y oposición puede dirigirse…

miércoles, 2 de septiembre de 2015

No hay reguladores de ánimo entre mis huesos


Stefan Thompson

Hay errores que pueden matarte las distancias.
Condenarte.
La virtud está en recorrer las distancias, aún sin el cuerpo.
Conservar la resonancia de la palabra, aún en silencio.
La muerte adelantada, el pánico real, es la imposibilidad de la conciencia, el desarraigo absoluto, así pueda el cuerpo correr sin agotarse.
La palabra sucediendo indiferente, como ladrido, como ladrido ajeno.

viernes, 24 de julio de 2015

He probado a escribir y no he escrito nada.


Fotografía de Abel Azcona


He probado a escribir miedo en el vientre.
Se ha tejido un enjambre en mi memoria.
He probado a mirar blanco,
a correr gris,
a esconderme amarilla en las paredes de antes.
He probado a escribir miedo en el vientre,
he probado a escribir muerte en el miedo,
muerte en el vientre,
miedo de vientre.
He probado a escribir y no he oído nada.
He probado a mirar y sólo niebla.
He probado a sentir y ya no tenía brazos, y ya no tenía ojos
y ya no tenía
cuerpo, ni boca,
muerta la garganta y sólo quedaba el vientre,
vientre de nadie,
vientre de no.

jueves, 23 de julio de 2015

Que tú eres nada






Que tú eres nadie, nada.

Tengo que buscar, dame
un abrazo,
dame tu mano,
no queda el olor de tu sombra
-brote de locos, alma de nudo,
corazón-
y tantos gritos -lo sé-
y tantos miedos -claro que lo sé-
y en la garganta una enredadera
y en las costillas un enjambre de abejas,
ese panel que nos separa.

Cultivando el no -ahora no,
no me mires, ya no,
no me alcanzas,
ya nunca-.

No habites,
maquilla la habitación de recuerdo,
y ya no hay nada
y no eres nadie.

Ausencia de calendario

Hay cosas a las que se coge cariño, cosas en principio asquerosas o desagradables que con el manto de la cotidianidad y su insistente repetición, le conforman a uno la vida, como pequeñas teselas de datos en los que no se repara. Las manos de mamá con el cigarro, tiñiéndose el dedo de amarillo azufre, papá moviendo la dentadura y deformando su cara al hacerlo, como si tuviera una boca de juguete que no se decide a estar. Y el abuelo, el abuelo echándose a hablar sin dejar de tocarme el hombro, tanto molestaba. 
Y el recuerdo de la bruja, de la ceguera de la bruja que andaba por el pasillo tentando el recorrido por la pared, la mancha oscurecida de sus manos diarias sobre el gotelé, sus manos comiendo conejo, tan pegada la piel al hueso y la arruga, con las articulaciones tiesas de maldad.

lunes, 11 de mayo de 2015

Quisiera escribir otra cosa, quisiera escribir raíz, nacimiento, vida.

El aire está enrarecido,
el aire anuncia,
el vuelo horizontal de las hojas en otoño
parece adueñarse de esta primavera que ya acaba.

El aire anuncia
la pérdida de tus posesiones,
éstas son poca cosa,
pero cosa imprescindible:
el derecho a perderse,
a andar sin límites,
a andar
de otra manera que no sea en círculo,
a andar.

El derecho a una respiración libre,
a ser inapetente,
poder arrojarse sin la mirada en la espalda,
poder arrojarse
y no esperar.

No puedo entender la finalidad,
no puedo entender apenas
por qué sucede el desgarro,
por qué la ausencia
-y esta especie de muerte adelantada,
esta condena-.

El aire está enrarecido,
el aire anuncia
el futuro de amarillo podredumbre,
la saliva, enfermedad,
la enormidad de estos días,
la enormidad,
y no hay quien me auxilie,
y no hay manera de rescatarte
y construir
y construirnos
la huida.

Sólo, de nuevo y solamente
el estreno de la herida,
el campo agreste
y esta distancia
que ya empieza.

viernes, 3 de abril de 2015

La cárcel, mamá, la cárcel.





Ocurre que llegan las hienas por las noches
hambrientas de tu sangre,
ocurre que te buscan y las sigo agazapada y te buscan.
Las sigo siendo sombra, silueta, puñal, cuchillo,
no puedo limpiar las rodillas sucias de buscarte.
Hay cien mil nudos cerrando las pestañas,
hay un silencio hondo,
no puedo abrir los ojos,
no puedo abrir
las manos,
no puedo.
Cien mil escaleras frente al muro,
regalarte las ventanas sin barrotes, devolverte
la horizontal
a los ojos
el horizonte
a la vida.
Llamarte mamá, llamarte y no pensar cáncer ni cárcel ni huida
y no pensar.
Sólo tus ojos
con el derecho
al horizonte.

domingo, 29 de marzo de 2015

Aquí la luz no es justa,
no llega ni siquiera a suficiente,
es una luz inquieta,
animal,
recién nacida,
no tiene aún vocación de luz,
es un instante.
Bajo ella se insinúan los colores,
tímida parpadea, luz asustada,
aquí la luz se muere de inocencia,
deja paso a otra luz,
constante, sabia, otra
luz correcta.
Muere la luz nueva y su belleza.
Queda la mediocridad de luz, luz acostumbrada,
luz fiel, egoísta luz fiel, vendida y vieja.
A ella agradeced cada mirada.

ayuno de verbo




Precede la espera cansada,
la muchedumbre obediente realiza tres comidas al día
precede la espera de instante
de interrupción.
Nosotros no sabemos ser movimiento civilizado,
tenemos la destreza del solitario,
sombra profunda,
lejana afuera.
No distinguimos el domingo del lunes
sólo las estaciones por la presión en el pecho,
usamos palabras gastadas para generar nuevos alimentos,
desayunamos sintaxis y a veces hay
ayuno involuntario de versos.
Y entonces las horas
todas
queremos ser muchedumbre obediente,
sentarnos tres veces a la mesa.
Pero el estómago nos sobrecoge.

domingo, 22 de febrero de 2015



He soñado que tenía la boca llena de tierra,
que un ejército de caracoles me crecía en el pecho,
he soñado con una ardilla azul que se desprende del cielo y cae,
he soñado con cien manos hablándome en silencio.
Los árboles se han coloreado de arcoíris
y les brotan palabras esdrújulas con flores de diéresis.
He intentado despertar
y me he caído en un laberinto de espejos,
he vomitado luz y los reflejos han inventado figuras nuevas.
En todas las esquinas hay pájaros amarillos que colorean el sueño.
El sueño está amenazado por tormentas
y la boca sabe a tierra,
el ejército de caracoles abandona mi pecho.
Mi madre me ha soñado esta noche y por eso existo,
mi madre me sueña cada noche y por eso existo,
qué pasará con mi cuerpo cuando despierte.
Hay un tiempo de madera que crece en círculos concéntricos,
y duele
el intenso deseo de quedarse aquí,
en este tiempo de olor y ramas,
en esta niebla que juega a dibujar a capricho algunas formas
y disuelve otras en su espesura,
se puede adivinar,
se debe,
la arquitectura del silencio
en este tiempo gris de ojos cerrados

viernes, 6 de febrero de 2015


No tengo recuerdos de mi casa,
sólo tengo recuerdos de mi ausencia de casa.
Dónde está el lugar para esconderse,
mi memoria guarda incendios de días olvidados,
mi memoria guarda trescientos abecedarios y un palabra que se repite:
casa,
casa o ausencia de casa.
Sueño inmensas escaleras que abren puertas para esconderse de los colores,
para cerrar los ojos ante la luz continua que lo quema todo.
Tengo un arañazo en el vientre,
tengo un arañazo que indica la abertura a lo imposible,
me araño cuando el No lo llena todo
para encontrar una respuesta dentro,
pero no hay nada,
queda el espejo vacío que me refleja arañándome,
quedan los dientes apretados,
algo de sangre
en la comisura
de los labios.

domingo, 25 de enero de 2015

Decir marisma, mordisco, murciélago y esconderse,
los corderos se encienden los ojos negros, ojos en las noches frías, 
no entra la lluvia en esta casa,
no entra la lluvia en estos huesos jóvenes,
no hay testigos de la matanza.
Las niñas de rodillas sucias lloran en brazos de sus madres,
no existen medicinas para estas fiebres.
Decir marisma, mordisco, murciélago y esconderse.

lunes, 5 de enero de 2015

Ha pasado un año y ahora puedo.


2, enero. Especie es espacio. Hacia el Espacio mediante la inquietud. Mirada-ciervo.
3, enero. Hormigas ejército, de madrugada. Plantas que hacen uso del desplazamiento ajeno para subsistir como especie tras ser devoradas. Animales huésped. La locomoción de la planta en su depredador.
4, enero: Raíz aérea. Hiedra parásito, árbol huésped. Plantas sobre plantas, canibalismo vegetal. La raíz aérea carece de sustrato, la raíz aérea carece de raíz, de raíz táctil, sólo dispone del vuelo. Sólo. Raíz que no hace pie, que crece hacia. Raíz antigravitatoria.
En la raíz aérea hay trampas para murciélagos.
convivencia: mutualismo/ comensalismo/ parasitismo.
beneficio trófico.

5, enero. Dentro de los globos cedemos el aliento. Hay globos de respiración humana y globos de helio. Dentro te escondes tú.  
5, enero a 6, enero, intoxicación estomacal. El entusiasmo es un instante, de mucho explota y cuando se sostiene en el tiempo se desinfla. Los globos no entienden de hibernación. Globos con aliento a castaña, estacionales.
Colgamos un globo hinchado hasta su límite, alrededor el resto, de aire suficiente. Al día siguiente el globo se ha desinflado, el resto permanece con su suficiente aire.
6, enero. Se han sembrado amplios jardines, se han sembrado y se han regado después. Se ha regado con alcohol, alcohol de farmacia, de quemar, de bodega: toda el agua se ha sustituido por el alcohol y ahora las plantas se mueven, vuelan como murciélagos y mugen.  (En el cráneo de las plantas voladoras crecen tiovivos y norias de colores contrapuestos.)
7, enero. Aceptar lo tierno en lo salvaje, saberse proteger de las uñas del koala, pensar en devorar a los canguros, rechazar los conejos mientras subsiste el hambre, tomar una cerveza.
Lo cierto es que las verdades cristalizan en los ojos y explotan: afilados fragmentos sobre la córnea, lo  cierto es que las verdades explotan y la sangre mana, mana y mancha los puentes y las barras y las cervezas, también la matriz de los canguros están llenas de sangre.
8, enero. Especie es espacio, espacio eres tú. El espacio nos separa, el entorno nos moldea y el espacio nos separa. Yo puedo alojar un ser vivo y tú, tú sabes alojarte a ti. No hay posibilidad de desarrollar esta especie en terreno seco, el terreno húmedo te pertenece. Sólo nos queda ahogarnos, juntos, o la escisión.
9, enero. El pene del gato tiene púas, el gato triste es azul. El azul es extenso en la naturaleza pero no es táctil. La tristeza del minino peca de protagonista, quiere decir mírame, quiere ronroneo, quiere poseer y luego.
Mediante el azul, Klein hizo a Venus cuerpo de hoy .
Es imprescindible que el apellido acabe en “us”.
10, enero. Escindir conlleva decidir, planear el asesinato, deshacerse para construir desde el inicio. Nunca se puede construir desde el inicio, sí desactivar pretéritos: desistir unos pigmentos, atribuir unas formas, sintetizar. Hay muelas del juicio y animales de respiración seca que eligen hundirse, el terreno húmedo no les pertenece: el terreno húmedo sí, les pertenece.
Llegar a lo complejo mediante la ligereza, llegar a la transparencia conociendo la opacidad. No hay opacidad sin transparencia, no hay velocidad sin letanía. En la quietud existe mayor velocidad que en la velocidad. En la quietud existe mayor velocidad que en la velocidad porque se anticipa la velocidad, la quietud es la primera velocidad, el primer estadio de velocidad. La velocidad es el primer estadio de la parálisis.

En la velocidad no hay velocidad y sí hay permanencia, el cambio está latente en las imágenes fotográficas, el óxido abruma la forma, nada se retiene. Un Todo retenido. Los pigmentos llevan nombres-raíz, llevan nombres-origen, llevan nombres-tributo, nombres tan bellos como el color, más bellos que el color, más duraderos. En la raíz hay muelas del juicio, hay trampas para murciélagos y muelas del juicio. Los dentistas se conciben bajo el dominio de lo azul, los alimentan de azul, sus mascotas son demasiado grandes y los arrastran. Sus mascotas azules y su digestión azul y su concepción mineral, por eso las muelas, por eso su búsqueda de sangre y la anestesia.
Helio para sobrevolar parásitos.
Helicoidal.

12, enero. La sospecha apostilla. La sospecha y los quirópteros. El rumor helicoidal. Hipo.
13, enero.
Mirar hacia fuera, el orden natural, el desorden natural, el panel de abejas, los ojos de las moscas y lo imposible de crear repetición, orden, módulo, lo imposible de terminar. A veces las termitas y la carcoma. La suciedad geométrica de la telaraña y mis constantes del revés, mi piel por dentro, las venas enredándose con el bello, mi piel por dentro y el hueso fuera, y el hueso fuera cerrándome y el hueso fuera-armadura bella, blanca, translúcida, armadura bella, blanca traslúcida, dura, bella, blanca, traslúcida, fragilidad.
Hemos abierto la puerta de la alacena. Los cristales sostenidos por la madera son ahumados.
Hemos abierto la puerta de la alacena.
Toda la porcelana estaba rota. Ordenadamente rota, en la repisa superior los fragmentos más grandes, con un orden babilónico desciende el tamaño de las rupturas, de los restos.
La situación.
Las moscas.
14, enero. La mejor forma de evitar echar raíces es amputarse los pies.
La boca se me pudre porque existo. Porque existo, enfermo. Los gatos ignoran su reflejo porque no huele. La diferencia en el olor. Los gatos ignoran su reflejos porque no sabe. La diferencia en el sabor. En el reflejo parece estar todo y en cambio nada hay que pertenezca, acaso la suciedad le imprime un carácter, pero sigue siendo independiente de la imagen espejada.
15, enero. Cuántos pájaros habrán muerto víctimas de un dolor de muelas empeorado de sus agudos cantos y algarabías, dolor de muelas latentes de otra era que, inexistentes, crean latigazos en sus nervios cuando llueve. Dientes-museo, dientes-museo de admiración africana. Louvre.
16, enero. Calles viejas en barrios pobres, llenas de huecos y derrumbes como la boca de sus viejos, encías llenas de surcos, calles sin asfaltar, muelas podridas, calles vacías. Calles viejas y vacías de barrios pobres. Los dientes. Los huecos de los coches que no tienen. Las bocas.
Barrios ricos siempre sin manos rotas, con dientes de porcelana, dientes brillantes, repuestos de dientes, conservas de bocas, dientes y despensas llenas y dentaduras en números pares, de usar y tirar. Y sus despensas llenas. Llenas de bocas, de dientes, de recursos, de aprendizajes, de diferencia. Despensa llenas de bocas llenas con recursos para dotar de dientes a un país entero, y a todos los hijos de los padres y los abuelos de ese país.  
17 enero. La ontología del individuo es una arquitectura errónea que debe permanecer en vertical.
19, enero. Jugar. Juega. Aquí todo puede pasar: también lo bueno. Sí, se que esto no te convence en absoluto, que no tienes experiencia empírica de ello, pero los viejos saben que sucede. Y los viejos son como los niños que vuelven a las cosas, que vuelven a ser parte de su cuerpo, del poco cuerpo que les queda. Hacer esquejes, obtener brotes, incluso dedicarse a la crueldad de detener el crecimiento de un árbol cuidando bonsáis, todo ello se ha de hacer ahora. Juega a jugar. Juega. Júbilo-continuidad, no júbilo hacia la tumba.  
Júbilo con todos los dientes, de madrugada.
Júbilo depredador, júbilo-parásito, júbilo hasta su límite.
Jugar le ensucia a uno, le desplaza con el resto del juego y las heridas brillan con el orgullo culpable de quien se deja llevar por un impulso.

Teníamos sopa de marisco, marisco congelado. Durante la comida, han aparecido un montón de calvos en mi sopa, querían luchar por la demanda de su diferencia, que los gorros de lana y la crema solar fueran financiados por la seguridad social, ponían especial énfasis en un ungüento antirreflejos que les permitiese mantener su identidad sin reflejar el mundo en su cabeza desnuda. Como el hipo, los he encomendado a mi padre, físicamente identificado con los cabreados militantes y, uno a uno, los he ido echando en su plato, junto a las gambas que no me gustan, por la textura al morder.

20, enero.
La situación.
Las moscas.
Un verano con un recuerdo de playa y venta ambulante. Con esos ojos, recuerdo de agua, de vendedor ambulante, con esos ojos tan amarillos, tan irritados de arena y distancias, tan lejos, tan de ningún sitio: viene y te ofrecen pares y pares de gafas para ocultar tus ojos, ojos de occidente, de córnea sana, de avidez de diente de leche, de apetito.
Gafas. Muchas gafas, gafas baratas, gafas de moda. ¡Compre! Pares y partes para ocultar tus ojos insolentes, ojos indolentes, te vende gafas: sin apartar ese amarillo orín, esa vejiga enferma que mostraba su límite, esa.mirada, con el lagrimal obstruido y acusatorio, como costra, herida vieja sin un por qué, sin accidente.
Con accidente de nacer, desde el principio y siempre herida vieja, vejiga hinchada.
De respiración húmeda, los nombres-tributo de pies descalzos que desconozco.
21, enero.
Martes que amanecen en lunes, tragando petróleo translúcido al respirar, aunque no exista.
Sí, existe, puedo imaginarlo. Pese a las apariencias, es insípido.
Cuando la propia entidad es el principal agente tóxico del ahogamiento.
Cuentan que los gatos sobreviven por el agua de la lluvia. Cuentan que los gatos mueren por el agua, huyen del agua, se ahogan en el agua. Quienes cuentan esos cuentos nunca han abierto un grifo.
El instinto de los gatos prevé lo inesperado, su curiosidad lo busca.
El gato no piensa en el resultado del salto, sólo salta.
Asisto a la evidencia del vuelo. Puedo volar, ahora estoy haciéndolo.
No hace falta pruebas: estoy volando ¿Quieres?

22, enero.
Las tizas se gastan con el  uso o se rompen y se expanden. Son periodos breves de sustancia, son acto y potencia o no son nada, quizá.
La materia de las tizas, de todas ellas, con suerte permanece como medio de revelar un mensaje, permanecer un tiempo, tiempo copiativo, delinea un trazo que forma palabras o señales y al tiempo genera un residuo- lo escrito y lo que no, sobre la tarima- siempre un residuo, residuo-suciedad tan inmediato como el mensaje, otro mensaje este, ignorado salvo para erradicarlo (limpiar). Los residuos refieren a una materia, a una vergüenza de materia, pero informan, también.
Docentes que aprietan tanto que restan más que suman código en las pizarras: presionan porque aman, amar siempre ensucia más.
23, enero.
Siéntete sucio pero baila.
Siéntete libre: tú eliges el reflejo. Asisto a la evidencia del vuelo, ahora vuelas tú.
Tienes el deber de apropiarte del mundo. Tienes el deber vitalicio- de esa impuesta supervivencia que es tendencia natural pese a tu empeño- de apropiarte del mundo: sea como fuere, has de dejarte un resto en la retina, impalpable, pero absoluto.
Impalpable pero que fue: es necesario, para apropiarte del mundo, que extingas la dignidad de tu reflejo:¡vamos! Es puro artificio.
Puedes empezar en un espejo, en casa, en una ventana que refleje- aprovechando que fuera hace frío y has bajado la persiana completamente (ni huecos de luz eléctrica de los comercios de fuera pueden colarse, ni gritos de luz o herida)-. No importa la calidad del reflejo, sí que te reconozcas, sí el movimiento acompañado de una música cabaretera, de humor, de bastón, de tin tin tararán tin tin tararán que, en tu imaginario, irá acompañada por tus piernas- largas y apresadas por medias de rejilla, seas hombre o mujer, con o sin pelos escapando de la trampa lencera- y chistera.
Habrás entonces de efectuar, dejarte efectuar, el baile automático que este atuendo y la melodía murmurada implican, pasos adelante, pasos atrás, ese encogimiento coqueto: habrás ganado un poco de mundo, un poco de ese mundo. Esta es tu tarea, inexpugnable.
Cuando te sientas preparado, o cuando no sientas, debes trasladar al espacio público esta acción: cada lugar que habites de esta manera permanecerá marcado por ti y para ti y quizá para algún observador:
Conforme interpretes un número apropiativo de lugares, tu posesión funambulista aumentará y podrás vivir más amplio y propio. Las circunstancias y tú.
No hay vergüenza de materia, sólo niveles de atrevimiento.
Las plantas lo cubren todo, se expanden, se duplican, conocen su existencia, o no, pero se propagan.

24, enero.
También están las inseguridades geográficas, penínsulas que quisieron ser islas y sufrieron un arrepentimiento, ríos que dudan de su caudal.
No todos los islotes saben sostener su independencia, se agrupan, quieren formar parte de un inventario, celebrarse en un grupo afín, reunirse en archipiélagos.
Qué densa efervescencia forma la isla, que cálido accidente, qué muda actividad esconde.
Los gatos ávidos, infieles, los gatos aviadores de las islas, los devoradores gatos de las islas. Desagradecidos huéspedes, definitivos asesinos. Especies del espacio, sus púas, gatos acuáticos, gatos de mar, acantilados gatos-murciélago, gatos que miran. Plantas ariscas.
Depredadores.
Depravados.
19, febrero.
Luego está la propagación de lo estéril. Y cómo abandonarla.
La esterilidad es un síntoma de avería. La trampa, el error, la pieza inexacta se muestra invisible. Se sabe pero se esconde: sólo puede ser vista por los gatos y los niños miedosos, claro que estos últimos ven indicios en cualquier sitio, evitan el agua de la piscina y dan nombre al monstruo que se esconde y trocea extremidades en su fondo, disimulado en trampantojo con la depuradora. Depuradora. Depurar,
Quizá es eso, lo pulcro tiene el efecto de la infertilidad.

Yo nunca sé.
El abismo se abre cuando la curiosidad de saber se aleja, la de saber o la de inventar, que es la misma cosa.
No sé, no es malo no saber, es bello. No sé, nadie sabe. O sí, no sé.
Nadie sabe, sólo que hay quien inventa e inventa muy bien: incluso hace inventario de sus recursos, pero son como un arnés, un arnés muy tupido lleno de brazos de madre, una mentira que puede sostenerse para siempre. O no, a veces lo de fuera llega a ese refugio y lo llena de termitas hambrientas. Los insectos obligan a la Realidad,
El resto lo es todo. La situación.
Las moscas.

2, marzo.

La primera estancia que hay que habitar es la identidad.
Carecer de cuerpo propio donde guardarse, donde volver, es carecer de esqueleto, se sobreviene la ruptura con rapidez.
Es difícil soldarse, darse estructura, con todo el contenido encima, derramado.
La primera estancia a determinar debe ser la identidad que habita el cuerpo.
Al carecer de identidad los cuerpos pueden volverse un estado volátil de la estancia, dependientes del afuera para constituirse, estériles e impropios.
La primera propiedad que hay que poseer es la vida. La vida sucede en el cuerpo.
La primera propiedad que hay que poseer, necesariamente, es el cuerpo.
Poseer el cuerpo es organizar su libertad, cubrir su hambre, llevarlo a la plenitud media.
Poseer también es contagiar, el cuerpo se contagia de la identidad, y es contagioso cuando carece de identidad de quien contagiarse, buscando permanecer en lo expuesto.

Imponer una elección no es una opción, es sobrevivir.
La supervivencia pasa necesariamente por la lucha.
En la lucha hay tamaños, velocidades y medidas de transparencia.
3, marzo.
Cada lucha es importante, aunque el tamaño sea la mosca y el medio, la pintura.