“En la posguerra comíamos gatos y estamos a punto de empezar a volver a hacerlo” digo, como título

“En la posguerra comíamos gatos y estamos a punto de empezar a volver a hacerlo” digo, como título

domingo, 29 de marzo de 2015

Aquí la luz no es justa,
no llega ni siquiera a suficiente,
es una luz inquieta,
animal,
recién nacida,
no tiene aún vocación de luz,
es un instante.
Bajo ella se insinúan los colores,
tímida parpadea, luz asustada,
aquí la luz se muere de inocencia,
deja paso a otra luz,
constante, sabia, otra
luz correcta.
Muere la luz nueva y su belleza.
Queda la mediocridad de luz, luz acostumbrada,
luz fiel, egoísta luz fiel, vendida y vieja.
A ella agradeced cada mirada.

ayuno de verbo




Precede la espera cansada,
la muchedumbre obediente realiza tres comidas al día
precede la espera de instante
de interrupción.
Nosotros no sabemos ser movimiento civilizado,
tenemos la destreza del solitario,
sombra profunda,
lejana afuera.
No distinguimos el domingo del lunes
sólo las estaciones por la presión en el pecho,
usamos palabras gastadas para generar nuevos alimentos,
desayunamos sintaxis y a veces hay
ayuno involuntario de versos.
Y entonces las horas
todas
queremos ser muchedumbre obediente,
sentarnos tres veces a la mesa.
Pero el estómago nos sobrecoge.