Recogemos la palabra cáncer con la imposibilidad en las manos,
recogemos el color amarillo y el derrumbe,
asistimos de nuevo a la palabra cáncer
que crece en el pecho y se propaga.
Recogemos la palabra enfermo
y no sabemos cómo guardarnos de ella,
es una palabra que crece y tiñe la rutina de otra cosa.
Recogemos la palabra náusea y la palabra cáncer
que en realidad nos recogen y nos habitan
y crece la palabra muerte y su posible
y crece la historia interrumpida.
Recogemos la palabra vida y no sabemos
dónde colocarla ahora.
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